Las sillas son un elemento esencial dentro del diseño y el mobiliario, y ocupan espacios relevantes en la vida de las personas como el hogar, el trabajo o el espacio público. Dotadas de carácter propio, las sillas revelan el status de su ocupante, pudiendo ser en un símbolo de poder al ser un trono, o de aprendizaje cuando forman parte de un aula.

Como objetos son capaces de albergar distintos significados al estar diseñados y concebidos para un contexto específico y un espacio determinado.

El habitar, como afirma Juhani Pallasmaa (2016) “es fundamentalmente un intercambio y una extensión; por un lado, el habitante se sitúa en el espacio y el espacio se sitúa en la conciencia del habitante, y, por otro, ese lugar se convierte en una exteriorización y una extensión de su ser, tanto desde el punto de vista mental como físico” (p.7). El resultado de este intercambio transforma a las sillas en obras únicas, que muestran la manera en que su dueño se relacionarse con el contexto y como responde a las carencias del espacio. La observación detallada de las sillas urbanas sin ocupante permite descubrir una fisonomía que da señales sobre a quién le pertenece, el lugar donde se encuentran, el clima, la forma de trabajo y el tiempo de uso.
La serie fotográfica “Sillas, microarquitectura en el espacio público” reúne estos objetos dispersos en la trama urbana por medio de imágenes que permiten capturarlos en su dimensión escultórica, posibilitando la lectura de los símbolos y vestigios que contienen. Los bocetos que acompañan a cada fotografía dan cuenta de su relación con el contexto, la complementación de ambas escalas y lenguajes pretende crear un ejercicio mental de evocación del espacio público, descrito por los objetos construidos por quien habitan temporalmente la trama urbana de Concepción.