¿En qué se diferencia el libro Un mundo alerta de Un mundo incierto?
—En Un mundo incierto se aborda la pandemia y las reflexiones que se gestaban en torno a la manera de vivir, de producir, de consumir y de relacionarnos. En cambio, en Un mundo alerta se abarca la catástrofe climática como el gran tema de nuestra era. Se analizan los conflictos sociales, el deterioro de las democracias en el mundo, el auge de los autoritarismos, la guerra en Europa, entre otros. También se reflexiona en torno a Chile y el proceso constituyente, analizando qué es lo que las personas buscan y cuáles serían los caminos para hacer transformaciones en pos de una sociedad más sustentable, en términos sociales y medioambientales, para así no alejar a los ciudadanos y ciudadanas de estos procesos, sino que los acojan.

¿Cuánto de improvisación dejaba en las entrevistas? ¿De qué manera logró aprovechar al máximo a los entrevistados y entrevistadas?
—Siempre estudio todo lo relacionado a ellos: sus declaraciones, sus apariciones en prensa y sus textos. Al principio tenía las preguntas más estructuradas en un cuestionario más organizado. Pero con el tiempo cambié un poco el método y, luego de estudiar, tomo cinco o seis temas para conversar y escuchar. En base a esto construyo nuevas preguntas para mantener una conversación única, entendiendo que son personas a las que han entrevistado muchas veces. Lo que se distingue en Un mundo alerta es que primero hablamos sobre lo que pasa en Chile y cómo sus áreas de estudio se relacionan con lo que sucede acá, haciendo sintonía fina para generar nuevas preguntas en una conversación más que en un cuestionario.

¿Con qué se podrá sorprender el lector o lectora en Un mundo alerta? 
—Podrán entrar en diálogo con los entrevistados y entrevistadas sobre los temas más importantes del momento, desde los distintos lenguajes, perspectivas, disciplinas y énfasis de cada uno. Es un umbral de cambios para el mundo y para Chile, uno que presenta riesgos y miedos, en un contexto más complejo que el mundo prepandémico: con mayor pobreza, con niños que han quedado rezagados del colegio, con generaciones que tienen problemas de salud mental por lo que vivimos, con el miedo que se está viviendo en todas partes por este nuevo mundo geopolítico, con Rusia y Putin desatando y rompiendo el statu quo que había en las relaciones internacionales. Hay muchas perspectivas que ayudan a entender cómo encontrar un sentido común sobre las cosas que no deben pasar.

Finalmente, ¿qué sensación le queda tras oír y analizar tantos razonamientos diferentes respecto a las temáticas actuales que involucran al mundo? 
—Me inspiran a no perder la fe en que es posible lograr mejoras, a mirar en perspectiva las problemáticas, puesto que evidentemente no queremos que el mundo entre en declive, pero está en cada uno de nosotros contribuir a que sea un planeta más civilizado, uno en el que no solo pensemos en el beneficio personal, sino uno en donde el medioambiente tenga el papel que tiene que tener, donde la igualdad de género sea un desafío o un código civilizatorio democrático, entre otros temas. Me quedo con un gran alivio al saber que existen personas que piensan tanto en nuestro mundo y que nos proporcionan ideas tan lúcidas como las que están en este libro. Estas entrevistas están hechas para que duren por siempre. 

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